Nosaltres

La ma que oferim als homes. La ma activa que construeix. La ma contundent i serena.
Xavier Gimeno Soria













Porqué la dignidad de ser hombres


Según la declaración Universal de los Derechos Humanos, “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. La dignidad hace referencia al valor inherente, que no depende de otras condiciones que las de ser propiamente humano.

¿Acaso los varones de la sociedad occidental actual sienten que son portadores de este valor inherente o, por el contrario, se ven zarandeados por un imaginario social y personal que les resta valor intrínseco? Si durante milenios las mujeres han sido objeto de opiniones y prácticas que atentaban contra su dignidad y han debido luchar duramente para restituirla, hoy parecería que una cierta corriente principal de pensamiento, en su afán por derribar las perniciosas consecuencias del poder patriarcal, estuvieran poniendo en tela de juicio la propia dignidad de los varones, lo que amenaza con tirar al niño junto con el agua sucia.

Si desde el punto de vista ontológico la dignidad es inherente al propio ser humano, en la práctica social y personal ésta se construye o se destruye, afectando al íntimo sentir de las personas sobre su propio valor.

Otro aspecto del taller ha sido reconocer mi masculinidad como algo que no es malo en sí mismo. Hasta ahora tenía una idea de la masculinidad como algo negativo a matar”. Esta cita de un participante en un taller de hombres expresa con claridad meridiana a lo que nos referimos. Muchos hombres hoy se avergüenzan de ser hombres, otros no comprenden qué se espera de ellos, para otros ciertos aspectos de su ser hombres son considerados con desconfianza.

Nuestra propuesta desde este blog es ayudarnos a construirnos como hombres dignos de serlo, dotados de razón y conciencia, como hombres capaces de reconocer sus luces y sus sombras y amarse a sí mismos, condición necesaria para poder amar a las demás personas y comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Raúl Martínez Ibars




La dignidad de ser hombre

Los roles y valores que nuestra cultura ha venido asignando a la mujer y al hombre ya no son válidos. ¿Desde dónde somos hombres? ¿Cual es el sentido de nuestra masculinidad? ¿Cuales son los valores que han orientado y que orientan la masculinidad individual y colectiva?

Muchos hombres tienen la sensación de no haber tenido un modelo masculino suficiente. El escritor y activista Robert Bly ya lo mencionaba en su libro “Iron John: una nueva visión de la masculinidad” hace más de veinte años. Esta sensación provoca una cierta desorientación y una difícil respuesta a la pregunta de qué es la masculinidad hoy en día.

¿Cómo aprendemos a ser hombres? Nos criamos en un entorno femenino, pero no hay un momento en el que pasamos a formar parte del mundo masculino con la ayuda de otros hombres y de nuestro propio padre. Qué sería distinto si los niños hiciéramos algún ritual, como siguen haciendo algunas tribus indígenas, adaptado a nuestra sociedad para determinar la entrada al mundo de los hombres y aprender de su forma de ser, con el consecuente compromiso de su parte de participar más intensamente en nuestra educación.    
Es cierto que hasta el presente nuestros padres han estado muy ocupados en proveer a la familia y eso ha limitado el tiempo que han compartido con nosotros. Tal vez este hecho ha dificultado una parte de nuestros aprendizajes, y ahora no sabemos muy bien como actuar delante de situaciones dispares, con nuestros hijos, en la competencia con otros hombres, en la relación de pareja, en la toma de decisiones o delante de las perdidas. Sólo son algunos ejemplos, aquí cada hombre puede añadir sus situaciones importantes y plantearse cómo han influido los modelos masculinos o la ausencia de ellos en su vida. 

En cualquiera de esas situaciones vivimos emociones, y este es el otro gran tema que aparece en los encuentros de hombres en los trabajamos la búsqueda de la masculinidad contemporánea de una forma experiencial. A menudo respondemos a cómo nos manejamos con las emociones con un “como podemos”. Si las mostramos podemos recibir juicios delante de los cuales no sabemos como responder.
El no mostrar las emociones se convierte en un hábito que nos hace perder la consciencia de lo que sentimos. Cuando esto ocurre no sabemos cuales son nuestras necesidades y eso implica, a la larga, pagar un precio que puede ser la insatisfacción, la infelicidad u otros estados similares. Por este motivo incluimos en los encuentros trabajos con la ternura y la agresividad.

Está claro que sentimos ternura en muchas situaciones, pero nos desorientamos cuando los demás lo perciben. Parece que el aprendizaje es que los hombres no muestran eso salvo en contadas ocasiones y en muchas de ellas sólo a las mujeres. Con ellas es más fácil porqué en general es de la madre de quien la hemos recibido y aprendido. Cuando mostramos y compartimos la ternura con otros hombres, sentimos cercanía, comprensión, pertenencia, una gran dosis de descanso y la prueba de lo bien que sienta mostrar emociones y desatender a los posibles juicios hechos por otro hombre, con el resultado final de sentirnos más libres y auténticos.
Cuando trabajamos con la agresividad, entendemos que es el motor que nos lleva a la fuerza, al dinamismo, a la creatividad, a la determinación, a la audacia, al atrevimiento, a poner límites… podríamos seguir poniendo ejemplos en positivo. Es importante diferenciar esta definición de la que también viene en el diccionario y que tiene que ver con la tendencia a la violencia. Es importante hablar de agresividad porque desde pequeños escuchamos “los niños son agresivos” y sí, es cierto, pero ¿quién dice que eso sea negativo?. Químicamente hablando, la testosterona, que producimos en muchísima más cantidad que las mujeres, conlleva agresividad. Entonces, aceptémoslo y mandemos mensajes positivos sobre este hecho natural y biológico a nuestros hijos.  

Es interesante trabajar con estas dos emociones entre hombres: nos sentimos más libres, más claros, entendemos mejor nuestras reacciones, comprendemos que mostrar la ternura y sentir la agresividad es algo que nos libera. Dejando claro que nos reconocemos en la agresividad y no en la violencia, aunque a base de reprimir esa agresividad positiva, a veces, nos ponemos violentos.

Para mi la masculinidad contemporánea implica mostrarse desde lo emocional, decidir qué quiero dejar como legado de mi paso por el mundo y seguir planteándome e investigando como quiero ser como hombre, dándome el permiso para cambiar de opinión y teniendo claro en cada momento o época de mi vida cual es mi respuesta a cualquier input de mi entorno, y todo esto siendo fiel a mis valores.

Xavier Florensa


La dignitat de ser homes?

Buscant nom per aquest blog i per tallers proposats va sorgir aquest de “La dignitat de ser homes”, quelcom que sembla obvi, com la de dones, animals..., la de l' ésser. En canvi em fa sentir incòmode sotasignar-ho, no puc sinó percebre que l'estic reclamant i exigint, i cóm pot ser això si és inherent en mi pel fet de ser. I sí, la sento en mi com a ésser, però cóm a home...? I no m'amago del fet de ser home, no em sento de menys, però sí sento que no és moment de reclamar la nostra dignitat, no quan encara puc veure els beneficis que en trec del fet de ser home, quan encara no he estat capaç de renunciar a aquest lloc de poder, quan encara l'orgull em fa sentir incapaç de perdonar-me en lloc de demanar perdó. Crec que és moment d'observar què és el que em manca com a ésser i que m'ha negat el fet de ser home, el que la societat patriarcal m'ha près, el contactar, reconèixer i abraçar el nen ferit que viu en mi, al que sí puc reconèixer com a víctima i que m'apropa a totes les víctimes del patriarcat, aquest nen que sí que mereix i és digne de ser, el que m'ha portat a creure que hi ha un camí comú, un camí que com a homes tenim el dret de fer, un camí que ens uneix, que ens apropa i que ens pot fer destronar el lloc on ens ha colocat el patriarcat, aquest lloc que a mi m'incomode, que em fa sentir indigne i que m'aparta del meu ser. Això si que em fa sentir home, el sentiment que és un camí el de la dignitat de ser home, que es construeix desde la mirada interior, desde reconèixe'ns vulnerables, desde viure el que ens han près i que ens ha apartat durant tants anys de la nostra essència humana.

Xavi Palou Estany

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